miércoles, 1 de diciembre de 2010

Hay que compadecerlos!

No saben.¡Perdonadlos!
No saben lo que han hecho,lo que hacen,por qué matan,por qué hieren las piedras,masacran los paisajes…
No saben.
No lo saben…no saben por qué mueren…
Se nutren,se han nutridode hediondas imposturas,de cancerosos miasmas,de vocablos sin pulpa,sin carozo,sin jugo,de negras reses de humo,de canciones en pasta
de pasionales sombras con voces de ventrílocuo.
Vivenentre lo fétido,una inquietud de orzuelo,de vejiga pletórica,de urticaria florida que cultiva el ayuno,el sudor estancado,la iniquidad encinta.
No creen.
No creen en nadamás que en el moco hervido,en el ideal,chirriante,de las aplanadoras,en las agrias arcadasque atormentan el éter,en todas las mentirasque engendran las matrices de plomo derretido,el papel  embobado y en bonina.
Son blandos,son de sebo,de corrompido sebo trituradopor engranajes sádicos,por ruidos asesinos,por cuanto escupitajo se esconde en el anónimo,para hundirles sus uñas de raíces cuadradas
y dotarlos de un alma de trapo de cocina.
Solo piensan en cifras,en fórmulas,en pesos,en sacarle provecho hasta a sus excrementos.Escupen las veredas,escupen los tranvías,para eludir las horas y demostrar que existen.
No pueden rebelarse.
Los empuja la inercia,el terror,el engaño,las plumas sobornadas,los consorcios sin sexo que ha parido la usuray que nunca se sacian de fabricar cadáveres.
Se niegan al coloquio del agua con las piedras.
Ignoran el misterio del gusano,del aire.
Ven las nubes,la arena,y no caen de rodillas.No quedan deslumbrados por vivir entre venas.
Sólo buscan la dicha en las suelas de goma.
Si se acercan a un árbol no es más que para mearlo.
Son capaces de todo con tal de no escucharse,con tal de no estar solos.
¿Cómo cómo sabrían lo que han hecho,lo que hacen?
 Algo tiene de extraño que deserten del asco,de la hiel,del cansancio?
Solo puede esperarse que defienden el plomo, que mueran por el guano,que cumplan la proezade arrasar lo que encuentren y exterminarlo todo,para que el hambre extienda sus tapices de esparto y desate su bolsa ahíta de calambres. Son ferozmente crueles.
Son ferozmente estúpidos…Pero son inocentes.
¡Hay que compadecerlos!

domingo, 28 de noviembre de 2010

Disculpen la molestia: armados contra los pobres

Si la justicia internacional de veras existe, ¿por qué nunca juzga a los poderosos? No van presos los autores de las más feroces carnicerías. ¿Será porque son ellos quienes tienen las llaves de las cárceles?
¿Por qué son intocables las cinco potencias que tienen derecho de veto en Naciones Unidas? ¿Ese derecho tiene origen divino? ¿Velan por la paz los que hacen el negocio de la guerra? ¿Es justo que la paz mundial esté a cargo de las cinco potencias que son las principales productoras de armas? Sin despreciar a los narcotraficantes, ¿no es éste también un caso de “crimen organizado”?
Pero no demandan castigo contra los amos del mundo los clamores de quienes exigen, en todas partes, la pena de muerte. Faltaba más. Los clamores claman contra los asesinos que usan navajas, no contra los que usan misiles.
Y uno se pregunta: ya que esos justicieros están tan locos de ganas de matar, ¿por qué no exigen la pena de muerte contra la injusticia social? ¿Es justo un mundo que cada minuto destina 3 millones de dólares a los gastos militares, mientras cada minuto mueren 15 niños por hambre o enfermedad curable? ¿Contra quién se arma, hasta los dientes, la llamada comunidad internacional? ¿Contra la pobreza o contra los pobres?
¿Por qué los fervorosos de la pena capital no exigen la pena de muerte contra los valores de la sociedad de consumo, que cotidianamente atentan contra la seguridad pública? ¿O acaso no invita al crimen el bombardeo de la publicidad que aturde a millones y millones de jóvenes desempleados, o mal pagados, repitiéndoles noche y día que ser es tener, tener un automóvil, tener zapatos de marca, tener, tener, y quien no tiene, no es?
¿Y por qué no se implanta la pena de muerte contra la muerte? El mundo está organizado al servicio de la muerte. ¿O no fabrica muerte la industria militar, que devora la mayor parte de nuestros recursos y buena parte de nuestras energías? Los amos del mundo sólo condenan la violencia cuando la ejercen otros. Y este monopolio de la violencia se traduce en un hecho inexplicable para los extraterrestres, y también insoportable para los terrestres que todavía queremos, contra toda evidencia, sobrevivir: los humanos somos los únicos animales especializados en el exterminio mutuo, y hemos desarrollado una tecnología de la destrucción que está aniquilando, de paso, al planeta y a todos sus habitantes.
Esa tecnología se alimenta del miedo. Es el miedo quien fabrica los enemigos que justifican el derroche militar y policial. Y en tren de implantar la pena de muerte, ¿qué tal si condenamos a muerte al miedo? ¿No sería sano acabar con esta dictadura universal de los asustadores profesionales? Los sembradores de pánicos nos condenan a la soledad, nos prohíben la solidaridad: sálvese quien pueda, aplastaos los unos a los otros, el prójimo es siempre un peligro que acecha, ojo, mucho cuidado, éste te robará, aquél te violará, ese cochecito de bebé esconde una bomba musulmana y si esa mujer te mira, esa vecina de aspecto inocente, es seguro que te contagia la peste porcina.

viernes, 29 de octubre de 2010

Poema

Te amo por ceja, por cabello, te debato en corredores
blanquísimos donde se juegan las fuentes de la luz,
te discuto a cada nombre, te arranco con delicadeza de cicatriz,
voy poniéndote en el pelo cenizas de relámpago
y cintas que dormían en la lluvia.
No quiero que tengas una forma, que seas
precisamente lo que viene detrás de tu mano,
porque el agua, considera el agua, y los leones
cuando se disuelven en el azúcar de la fábula,
y los gestos, esa arquitectura de la nada,
encendiendo sus lámparas a mitad del encuentro.
Todo mañana es la pizarra donde te invento y te dibujo,
pronto a borrarte, así no eres, ni tampoco
con ese pelo lacio, esa sonrisa.
Busco tu suma, el borde de la copa donde el vino
es también la luna y el espejo,
busco esa línea que hace temblar a un hombre
en una galería de museo.
Además te quiero, y hace tiempo y frío.


domingo, 24 de octubre de 2010

"cosmic dancer "

I was dancing when I was twelve
I was dancing when I was aaah
I danced myself right out of the womb
Is it strange to dance so soon
I danced myself right out of the womb.
I was dancing when I was eight
Is it strange to dance so late
I danced myself into the tomb
Is it strange to dance so soon
I danced myself into the tomb
Is it wrong to understand
The fear that dwells inside a man
What's it like to be a loon
I liken it to a balloon
I danced myself out of the womb
Is it strange to dance so soon
I danced myself into the tomb
But then again once more
I danced myself out of the womb
Is it strange to dance so soon
I danced myself out of the womb

sábado, 23 de octubre de 2010

"Bienaventurados los Hoods de la justicia"

La última vez que robé un libro fue mientras caminaba[...]Entré por una solitaria callejuela de las que abundan, y  de pronto, tuve una pequeña casa esquinada llena de libros viejos en la puerta, y muchos más dentro de ella. Lo que saqué de esa mañana, aparte del Anarquía de González Prada,fueron dos inquietudes: por un lado, me extrañó saber que robar no me daba ningún placer y, por otro, pensé que yo no podía
haber sido el primero que, por pasión a la lectura y a la colección de libros, se haya cagado en el séptimo mandamiento de la ley de Dios.
 
Navegando en la web, en un artículo de elpais.com, se menciona que los ladrones de libros son tipos sobre los que es difícil depositar sospecha por algunas prejuiciosas razones: bien vestidos, educados, cultos y de buen gusto; pero ladrones al fin, dicen algunos comentarios. Sin embargo, diferencian los dos tipos de ladrones de libros que existen: los “reducidores”, que luego del robo venden el libro a un precio menor, cuestión que sucede muy a menudo en la UNMSM; y de los que leemos ahora, digámosles, “ladrones intelectuales”.
Este tema podría tornarse vicioso si es que se lee como un tema de delincuentes y oportunistas.
Lo que aquí prevalece es el axioma de considerar a la cultura como un (vale la analogía) libro abierto,de donde todos pueden aprender si gustan. Un ejemplo claro, es el del escritor argentino Héctor Yánover.
En su novela "Memorias de un Librero", narra sus años de experiencia como librero, y en conjunto justifica el robo (no de los reducidores, a quienes detesta) con la creencia que el conocimiento es un bien común.
En ese caso, el ladrón de libros es una simulación de Robin Hood. Yánover concluye su pensamiento diciendo que el que no robó nunca un libro es, a la cultura, como el virgen al sexo. Y eso, sí está feo.

La diferencia entre quienes roban para lucrar y los que lo hacen para leer –dice una periodista uruguaya– es que “un amante de la literatura no se va a robar nunca un libro de Paulo Coelho o de Isabel Allende. Más bien vas a la casa de algún ladrón intelectual y te dice: me acabo de robar la segunda edición de El Innombrable de Samuel Beckett y de la Editorial Sur”. Y así, podríamos mencionar un Fitzgerald, o un Carver, o un Borges de las mejores editoriales y de las ediciones más vetustas. Porque a los ladrones no sólo les interesa tener la novela, sino darse el lujo de decir, por ejemplo, que es de una edición española limitada.
Y, personalmente, les aseguro que en estos ladrones no existe mayor satisfacción que leer su nueva herramienta y atesorarla en su propia biblioteca, para de vez en mes, verla quieta y segura. Silenciosa entre sus tantas otras adquisiciones.

¿Habría alguien capaz de impedir que los lectores viciosos sigan satisfaciendo esta necesidad inmoral? Se dice que Otón II, emperador del Sacro Imperio romano (967-983), en una guerra de expansión, ordenó abrir el armario del monasterio de Saint Gallen (Suiza) y se llevó un solo ejemplar en el que se podía leer la siguiente advertencia:

"Que pierda su buena reputación, que jamás sea dichoso aquél que me robe.
Que arda en el fuego del infierno ese miserable."

Si cada libro tuviera esa inscripción, creo que sería más sencillo impedirlo. Pero como no es así, bienaventurados los Hoods de la justicia…

"convirtió en arte su propia autodestrucción."

jueves, 21 de octubre de 2010

Prefacio

Dicen que la simplicidad hace que un hombre sea vacio y que ese vacio lo hace despreocupado. En caso de que esto sea cierto entre quines nacieron muertos y viven como cadaveres helados; el muchacho sensible que siente mucho y lo ignora casi todo es la mas desventurada criatura que alimenta bajo el sol, porque se debate entre dos fuerzas.
La primera lo impulsa hacia arriba y le muetra lo hermoso de la existencia a traves de una nube de sueños; la segunta, lo arrastra hacia la tierra, llena sus ojos de polvo y lo anonada de temores y hostilidades.....

El secreto.

Sabes, Gatita. Yo tomé una decisión hace mucho. 
Que yo no estaba destinado para el lado sentimental de las cosas, pero, si alguna vez me permitiera enamorarme de alguien, creo que sería de una chica como tú.

martes, 19 de octubre de 2010

La vuelta del amado.

Querida alma, deja que te responda desde mi corazon, como expiacion y despedida. Hablas de sacrificio.
Pero es un misterio, indivisible, como todo lo demas en el mundo; es la persona propia, la vida propia, la obra propia. Usaste una imagen  que desde hace tiempo tomo posesion de mi alma. Me refiero a la parabola de la polilla y la seductora y fatal llama. Di, si quieres , que yo soy la flama, y que la pobre polilla vuela hacia mi. Pero con el azar y el cambio de las cosas yo soy tambien la vela, ofreciendo mi cuerpo para que la llama pueda arder. Y, finalmente, soy la mariposa ebria que cae en la flama -imagen del sacrificio eterno-, el cuerpo transmutado en alma, la vida en espiritu[...] pero siempre el rostro humano con rasgos de su porpia fase, unidad en cambio y flujo, conversion constante desde y hacia uno mismo, transmutacion de todas las cosas...Muerte , vuelo final hacia la llama- Todo en uno.- ¿Por què no habria de ser tambien algo màs que transformacion?

                                                                                                                                   AMADA, SANATE!